En los primeros años de la década del cincuenta, del pasado
siglo, el deporte del básquetbol en nuestra ciudad era un deporte que quería
salir del ostracismo, venía de un tiempo romántico, basado en lo que los
profesores de Educación Física podían hacer, como el gran Ariel Tato Álvarez, o
antes Silvio Sienra.
Con la participación de cuatro clubes: Peñarol, el Club
Atlético Defensor Rochense (CADER), el Rocha Athletic Club y el Club Nacional.
Con pocos escenarios,
el de Plaza de Deportes ubicado en la zona de Julio J. Martínez y
Agraciada, el del Rocha Athletic de calle Ramírez y el de Peñarol en 25 de Mayo
y Francisco de los Santos.
La parte económica que también tenía su gran influencia, ya
que era muy poco, casi nada, el aporte que recibían las pocas instituciones que
practicaban el deporte del cesto.
Como siempre el interior era postergado por el centralismo,
y la incomprensión de la gente de la localidad.
En nuestra ciudad el Club Nacional de Fútbol, que entraba en
una de sus mejores épocas futboleras, tenía también basquebol y cancha para la práctica del mismo.
La misma estaba ubicada en la calle Treinta y Tres, entre 25
de Agosto y Rincón, predio de Primaria, donde además tenían su sede.
Presidía a los albos el Escribano Lino E. Silvera, y en la
cancha siempre andaban Federico López, Nórfilo García, el joyero Morales, entre
otros, jugando al famoso “reloj” que comenzaba con tiros desde el área, el personal, la mitad de la cancha y
desde las esquina.
Tenía luz eléctrica, y allá por el cincuenta y ocho, se le
hizo tribuna y también se puso piso de bitumen, lo que la hacía cancha, para la
época de primer nivel.
En la misma se disputaron varios torneos liceales y aquellas
recordadas ruedas finales, a cancha llena entre CADER, Rocha Athletic y
Peñarol, por el título de campeón de Rocha.
Pepe Brun |
Los tricolores, con garra y compañerismo, entendiendo lo
primero por fervor, ansias de infinitas de defender a una camiseta y de
triunfar y lo segundo por la amistad que reina entre los jugadores después del
encuentro sin observar a que institución representan, trabajando firme y
orientándose bien técnicamente trataban de elevar la citada disciplina
deportiva en nuestra ciudad.
El basquebol tricolor rochense fue afiliado a la Liga
Rochense de Basquebol por el recordado caramelero del novel Cine 1º. De Agosto,
el “Flaco” Pérez, que recurrió a sus amigos del Peñarol de basquebol, Jaures
Marchand, Luciano Astengo y Nelson Ferreira, para que formaran el primer
plantel albo.
El elenco tricolor tenía valores de la categoría de Pablo
Enrique “Quitín” Pertusso, Néstor Moreira Graña, el “Pepe” José Carlos Brun,
Enrique Larzábal, Gutiérrez, Olivera, Cordone, Albérico “Camacho” Fernández,
Gutiérrez, el “Brasilero” Carlos Julio Rodríguez, el “Gordo” Cuartín, entre
otros, con la conducción de Eusebio Montes de Oca, que hacían posible la
esperanza de la levantada del basquebol rochense.
No olvidamos el paso que tuvieron dos jóvenes provenientes
de la ciudad norteña de Lascano, Gómez y Medeiros, que le dieron al five
tricolor más dinámica, jerarquía, siendo en esos tiempos uno de los mejores de
los tricolores en el basket rochense.
Recuerdos de un tiempo ido, ya no hay basquebol en Rocha, ya
no esta la cancha de Nacional, paso a ser parte de la Escuela No. 2, Varela, ni
tampoco están aquellos grandes equipos de los rojos de La Estiva, con los
hermanos Pertusso, el brasilero Correa, el Canuto Machado, Enriquez, el “Piojo”
Carlos Julio Méndez; los aurinegros de la calle 25 de Mayo, con el Clelio
Cabral, San Martín, Jaures Marchand, el “Flaco” González, el aguerrido five del
Rocha Athletic de los Silva, los Dominicci, los
Ureta, los Machado, ya no están el Profe. Rivoir, ni el “Gordo” Mario
Cola, ni Sánchez Eguía.
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