ANGEL ARAUJO SILVERA
Sumario:
1.
Presentación – 2. La vida - 3. La familia – 4. El Teatro – 5. El relato – 6. Un
adiós. – 7. Fuentes
consultadas.
- Presentación
En esta oportunidad, escribimos sobre un
protagonista del fútbol rochense en particular: Ángel Araújo Silvera.
Periodista, actor, funcionario público, todo un personaje
del Rocha de la segunda mitad del siglo pasado.
De estatura baja, de vestir elegante, con su inseparable
corbata de moña lo que lo caracterizaba y lo hacía todo un “gentleman”, de
andar y conversar alegre, con una voz muy particular, dándole también un tono
de bohemia a su vida.
Nosotros lo apodamos como “el relator de la victoria” por
que fue en aquella gloriosa década del cincuenta del fútbol rochense quien por
los micrófonos de CW 37 Difusora Rochense, único medio radial departamental,
quien relatara los partidos del seleccionado en todo los escenarios de nuestra
república.
Eran tiempos que se comparaban estos triunfos de la celeste
esteña con los de la celeste de Uruguay en Maracaná.
La expresión “Relator
de la victoria” se lo apodó el periodista Diego Luján del Diario El País de
Montevideo al relator de CX 24 La
Voz del Aire, Don Duilio De Feo, luego de la final del 50
donde la selección uruguaya venciera a la brasilera.
La vida, la historia, de Ángel Araújo Silvera, “El Quitito”,
la hemos dividido en las distintas etapas que él recorrió.
2. SU VIDA
Ángel Hébert Araújo Silvera, nació en la ciudad de Rocha el
20 de diciembre del año 1929, habiendo fallecido joven, el 22 de agosto de 1980
también en la capital departamental rochense.
Conocido popularmente como “Quitito”, sobrenombre que le
quedó porque recién nacido estuvo muy enfermo y a la señora que lo cuidó le
decían “Quitita”.
Cursó los estudios primarios en el viejo Colegio Larrañaga
de los Hermanos Maristas, el de la calle Gral. Artigas y los de secundaria y
preparatorios en el Liceo Departamental No. 1 “Cora Vigliola de Renault” ambos
centros estudiantiles de nuestra capital.
Vivió y trabajó siempre en la ciudad de Rocha, siendo
Inspector de la Dirección General
Impositiva.
Araujo practicó el basquebol, pese a que su físico pequeño
no le permitía ser jugador de destaque el igual se las ingeniaba para poder
moverse en forma destacada dentro del rectángulo.
Hincha aurinegro en Montevideo, en Rocha lo era del decano
River Plate por aquello de que los colores de la camiseta son similares a la
del Peñarol capitalino.
Cabalista, hombre de sociedad, de reuniones, de amigos, de
mostrador, su lugar favorito era el Club Social Rocha donde podía practicar su
hobby: el remmy.
Dentro de su gran círculo de amigos, el “Tono” Rodríguez, Jorge
Schiavo Guerra y Saúl Spontón, fueron de los principales referentes.
Buen asador, lo que demostraba en las reuniones tanto
familiares como de amigos, donde se destacaba su manera de hacerlo, pero para
él las milanesas eran su plato preferido.
Divertido, alegre, muy conversador, positivo, jamás se enojaba, de vestir
diferenciado,
atrayente.
El tango era su música distinguida, Francisco Amor y Carlos
Roldán sus cantantes preferidos.
Votaba según el candidato, no teniendo Partido político
definido, lo que lo llevó a tener buen relacionamiento con todos los actores políticos
de su tiempo.
Era tradicional verlo paseando por las empedradas calles
rochenses con su particular sonrisa en su señero Ford 8 y luego en un Plymouth,
los dos únicos autos que tuvo.
Hoy una peatonal del Balneario rochense La Riviera lleva su nombre,
como reconocimiento y testimonio de agradecimiento del pueblo de Rocha hacia
uno de sus referentes en el periodismo deportivo.
3. SU FAMILIA
Ángel Araújo Silvera se casó el 19 de diciembre del año
1959, un día antes de cumplir 30 años, con el amor de su vida: Norma Izaguirre
Spontón.
Para Norma; “Quitito” fue un amor hasta hoy irreemplazable,
insustituible, único.
“Que un 22 de agosto de 1980, nos dejó, partiendo hacia la
inmensidad de lo desconocido donde quizás en otros escenarios, su espíritu
pasee su gesto austero, pero por sobre todas las cosas su picardía y su
inolvidable sonrisa.”
Compartieron el hogar, los hijos, el teatro, la vida.
Tuvieron tres hijos: Ángel Eduardo, Gabriela Marión y
Francisco Andrés, que hoy siguen recordando con gran cariño aquel gran padre.
Fue muy estricto con la educación de sus hijos, siempre
dentro del ámbito del diálogo, del afecto, del amor.
-Su hijo Francisco nos describió así a su padre:
“Soy un convencido que las personas trascienden a la muerte
por sus acciones en la vida, sean estas buenas o malas.
Para el caso de las personas que hicieron algo positivo para
su sociedad, en el ámbito que fuere, social, deportivo, cultural, político,
etc. es importante recordarlas, para mantenerlas en la memoria popular pues de
otra forma se desvanecerán en el tiempo, sólo perdurando en el recuerdo de sus
seres queridos.
Gracias a la generosa y justa invitación (no solo por papá,
se que son muchas otras grandes personalidades que serán evocadas) es que
intentaré resumir de mi recuerdo, la visión de luengo y tendré de mi padre.
Voy a dividir en dos la imagen y opinión que tengo de él.
La primera va desde que comencé a tener uso de razón hasta
mis 14 años, edad que tenía cuando falleció, y la otra posterior hasta mis
días.
Podría decirse que las dos no son antagónicas, por el
contrario se alimentan y nutren entre si, para vida a un individuo que era y es
la misma persona, en la oficina, el club, en el Estadio, el teatro, en el
hogar, en la vida y en la muerte.
La imagen familiar, para describirlo con un gesto era una
sonrisa. Hasta hoy no conozco a nadie que para el todo este bien y ante
cualquier situación tenga una sonrisa en los labios.
Vivía cada día como si fuera el último que tuviera, y ese es
uno de los grandes legados que me dejó, ser feliz con lo que se tenga, cueste
lo que cueste ser feliz y compartirlo.
Nunca tuvo la virtud del ahorro, siempre el despilfarro en
aras de la felicidad de quien le rodeara.
Hoy escribo esto dentro de las paredes que me vieron crecer,
en las viviendas de La Estiva ,
todavía siento su voz gritándome a su regreso de la oficina, en mis horas
futboleras en la canchita, “muévete, desmárcate”, quizás tontamente esperaba de
mi un gran futbolista, pero el que jugaba bien era mi hermano el “Milo”.
En su astral testamento me legó cosas invalorables, el
canto, el amor al tango, al fútbol y a River, al Teatro, al bar, a la bohemia
de la noche, a la naturaleza.
Luego de su partida, comencé a conocerlo pero esta vez por
las vivencias de otros seres que lo amaron, respetaron y aún lo lloran.
Pasé a ser de uno de los tantos gurises desconocidos de La Estiva a ser el “hijo de”.
No sé si aún hoy no se me abren puertas, se me invitan tragos, por esa “honrosa
condición”.
“Pato sos hijo de”, “tu viejo era…” toneladas de elogios
para hinchar mi ego.
Para finalizar algunas anécdotas hoy para mi comiquísimas.
En algunas tardes hermosas de sábado en que mi mente y cuerpo
estaban en el monte, el arroyo o la canchita de fútbol, puesto que no tenía
escuela, el tenía la inteligente idea para sus fines de gritarle a mamá,
después de almorzar “che vieja, me llevo al guri pa dar una vuelta que la tarde
esta linda”. El monte y el arroyo se me olvidaban iba a salir con papá en el
“Plymouth”, todo moría cuando me veía encerrado en una pieza sentado en una
silla viendo incrédulo y preguntándome ¿Qué hago yo acá? A papá, cartas de por
medio, con “Jordan” Rodríguez, el “Rubio” Soria, el “Pingüino” Paciello”, el “Pocholo”
Féola, hasta caer el sol, y juramentos de silencio a cambio de algún helado.
Pero lo peor que el domingo que me quedaba libre para mis
agrios, el monte, el arroyo, tenía que ir al Estadio porque el trasmitía y
jugaba River. Eran tres partidos desde las 22 de la mañana a las 18 horas de la
tarde. Y al final las notas de vestuarios y para rematar, jugadores, dirigentes
y periodistas a la “Confitería Fragulia”, whisky mediante analizar la fecha o
lo que fuere.
Lo único que me pregunto como hoy día sigo amando al fútbol,
a River, y a mi PADRE.”
4. EL TEATRO
“El teatro, en general, sigue siendo la versión real o el espejo diario
de la vida, con fines didácticos, con fines críticos, con fines de
construcción; de
construcción moral, de construcción cívica, de construcción estética, siempre y cuando el espectador vaya
abierto a la recepción y a asimilar el
mensaje, con las excepciones de algún teatro hecho para divertir o para entretener,
que también es una forma de contribuir a la formación de la gente.”
Maestro Rosalío A. Pereira
Actor de teatro circunstancial, actuó en muchas obras, en
épocas que en nuestra ciudad el Teatro tenía un gran auge.
Sus personajes preferidos y más habituales eran los de
cómico.
Con su señora lo hizo en varias obras como “Los árboles
mueren de pie”, “Vendré como un ladrón”, “El amigo Pérez”, “Yo soy Lulú” entre
otras muchas.
De esa larga y destacada actuación como actor conversamos
con su esposa, quien en una amena charla nos fue relatando con mucha emoción y
ternura esa faceta de la vida de Ángel Araujo Silvera.
“Otra de sus pasiones fue el Teatro”, comenzó diciéndonos,
lo que luego sería un monólogo de Norma.
“Transcurría el año 1954 y el 9 de abril de ese año se unen
integrantes del primer grupo de Teatro del Liceo de Rocha dirigido por el
Profesor Rosalío A. Pereira y cuantos tuvieron deseos de incursionar en este
arte maravilloso.
Con el nombre de “José A. Ribot” en homenaje a nuestro
escritor, que fue un enamorado del Teatro, la pintura y la poesía, nos legó
obras de Teatro muchas de las cuales fueron representadas, se crea un nuevo
“Cuadro Dramático”.
En esta oportunidad se invita para dirigir el grupo al actor
de la Comedia
nacional, Héctor Cuore.
El avezado actor pone en escena la obra “Juego de Niños”,
bonita comedia del actor español Víctor Ruiz Iriarte.
Ahí comienza su efímera carrera actoral.
“Quitito”, personifica a “Manolín” con una desenvoltura y
gracia que destacan los diarios de la época.
Dotado de un histrionismo auténtico, paseo con solvencia y
naturalidad sus personajes en el escenario.
En el año 1958, bajo una nueva dirección la de Hugo Duhalde,
que pone en escena “Nuestro hijos” de Florencio Sánchez, le toca vivir el
personaje de “Enrique” y simultáneamente
va moldeando su trabajo actoral reconocido por la crítica del momento.
Después vino “Sin Palabras” comedia en un acto de los
hermanos Álvarez Quinteros, aquí personifica a “Lorenzo”, junto a Pura Paciello
Llanes con su personaje de “Justina”, Stella Maris Sánchez González como
“Alonsa” y Carlos Cola Piña como “Don Jesús”, con la dirección del Profesor
Rosalío A. Pereira, la que fue representada en los salones del Centro Social
Obrero, teniendo a Carlos Correa Molins como apuntador, Luis Larrañaga como
traspunte, el maquillaje lo realizó Silvia L. de Willegald y el montaje estuvo
a cargo de Oscar Mabel Herrera.
En ese mismo año se estrena bajo la dirección del Profesor
Rosalío Pereira la obra de Don Alejandro
Casona “Farsa y Justicia del Corregidor”.
Con un conjunto de grandes actores que le dieron el marco
ideal para su personaje “El Posadero”.
También en el 59,
Manuel de Mozos, actor español dirige la obra de Arniches “El último Mono” con
un elenco muy numeroso se estrena la obra, donde él juega con su personaje de
un español auténtico, que domina su idioma.
En el año 60 y tantos bajo la dirección de Orlando Tocce y
con la obra de José A. Ribot “El amigo Pérez” encarna un personaje serio,
austero como su nombre “Don Severo”, en una comedia costumbrista, cuyos demás
personajes brillaron con luz propia, como “Pérez” representado magistralmente
por Walter Willebald, “Manuela” por Silvia B. de Willebald, “Berta” por
Graciela Fernández, “Mario Martínez” por Miguel Icardi, yo hice el papel de
“Berta”.
Transcurría el año 72 y con el auspicio del Departamento de
Cultura de la Intendencia Municipal
en el viejo Teatro 25 de Mayo, el “Teatro Ciudad de Rocha” presentó la comedia de George De Tervagne
“Vendré como un Ladrón”, donde “Quitito” le dio marco a otro trabajo
destacadísimo.
Su personaje de “Canari”, un ladrón consumado que con
“Rique”, personificado por Orlando Tocte, formaron una excelente dupla. En esta
recordada obra mi personaje fue “Alina”.
Luego por el año 73 hace un monólogo de autor anónimo “El
Ejecutivo”, que representaba en parte su propia personalidad.
En el mismo período se representa una comedia en tres actos
exquisita: “Yo soy Lulú” de Armengol Font, con el Teatro Ciudad de Rocha, bajo
la dirección del gran Orlando Tocce.
En la misma personifica a “Benito” el esposo serio, austero,
que se transforma en un pícaro seductor ante la presencia de una provocativa
mujer que acude al llamado para lucir ropa de baño de la empresa que dirige su
esposa que irrumpe peligrosamente en la misma. El seductor termina doblegado
ante la actitud prepotente y déspota de su mujer.
Recuerdo todavía los personajes, “Robles” lo interpretaba
Mario Barrios, “Angeles” lo hacía Perla Molilna, Rose Marie Marcheti era
“Julieta”, Milton Silveira hacía de “Eduardo”, “Lulú” estaba interpretado por
Daoris Pérez y mi personaje era “Bernarda”.
En este trabajo se tuvo la colaboración de BERWAT en el
préstamo de los muebles y las tareas de Guillermo González como maquinista y
San Martín en la iluminación.
En la temporada de 1977 incursiona en el drama. Dos grandes
obras coronan este período.
La primera, un drama con ribetes de excepción: “Todos eran
mis hijos”, de Arthur Millar, obra en tres actos, cuya acción se produce en el
período post guerra.
Aquí “Quitito” le da vida al personaje de “Jim”, un médico
amigo de la familia de “Joe Keller” personaje que interpreta Tocce, actuación
que robó mucha escena con su inolvidable actuación.
Por último quiero recordar su actuación con la E.M .A.D., (Escuela Municipal
de Arte Dramático), en el querido Teatro
25 de Mayo en la obra en tres actos de Don Alejandro Casona “Los árboles mueren
de pie”.
Su papel de abuelo comprensivo y bondadoso que junto con la
abuela forma la excepcional pareja de esta historia, lo marcó como el autentico
actor que era y el éxito que alcanzó con su trabajo lo llenó de una alegría
infinita.
La ductilidad que poseía para representar sus personajes lo
definieron como un gran actor”, terminaba diciéndonos Norma.
5. EL RELATO
“Mi pasión es la radio, no el fútbol. El fútbol me gusta, me divierte, me entretiene, pero mi pasión es construir el espectáculo radial, estar atento al universo magnífico de miles de detalles que vos tenés que armonizar.”
Víctor Hugo Morales, 1998.
Su personal, original y particular relato hizo emocionar a
todo un pueblo con las victorias de nuestra representación en los Torneos del
Este y del Interior.
Su vinculación al deporte por medio del periodismo fue por
que le gustaba mucho el deporte y eso le permitía socializar y trascender.
Desde aquel Campeonato jugado en el verano del año 1951
perteneciente a la edición del 50, jugado en su totalidad en el viejo y
glorioso Tenis de nuestra ciudad, último con sede fija y donde el combinado de
Rocha fuera el Campeón hasta el título obtenido en los comienzos del año 58, en
la capital de Cerro Largo, donde se lograra el Quinquenio, la voz del “Quitito”
Araujo estuvo presente en las trasmisiones de la treinta y siete.
Era la época en que los Estudios de CW 37 Difusora Rochense
estaban en la esquina de Julián Graña y 25 de Mayo, sobre el local de la Estación de Servicio ESSO
y la planta emisora en el Barrio José Machado.
Cuando se disputara el Torneo del Este del año 1950, jugado
en el verano del 51 en emblemático escenario de El Tenis de nuestra ciudad,
último con sede fija, Difusora Rochense, por entonces único medio radial del
departamento, trasmitió el mismo.
Fue Ángel Araujo quien tuvo a su cargo el relato, siendo así
el primer relator de Rocha en hacerlo en
un Torneo del Este, llevando con su particular estilo a todo nuestro
departamento y a la zona esteña del país el triunfo del seleccionado rochense.
En esos tiempos Araujo tenía la conducción de La Peña Deportiva , la audición del
deporte de la Emisora
junto a Pedro Devitta (h), quien lo acompañaría también en el trabajo realizado
en el certamen esteño.
En ese campeonato jugado de noche, Difusora Rochense tenía
su “cabina” en la tribuna que da a la hoy calle Hnos. González Longeau, en un
escenario que era cerrado en su perímetro exterior con bolsas y con la
particularidad de en sus anchas veredas estar pobladas de grandes eucaliptos y
tribunas de maderas, cosas que lo hacían distinto e incomparable.
Luego a lo largo de esa incomparable década del fútbol de
Rocha varios fueron los compañeros de equipo en Difusora Rochense, con los que
recorrió los diversos escenarios deportivos como el Parque Francisco Alzaga de
Batlle y Ordoñez, el Parque Colón de la capital olimareña, el Parque Amílcar
Prieto de Melo, la vieja cancha de Central en la capital serrana, el Estadio
Ginés Cairo Medina de Maldonado o la cancha del San Carlos en la ciudad
carolina, pero Don Carlos Sosa Techera,
Juan San Martín Téliz, en comentarios; Tom Mix Russi Jiménez la voz comercial y
Gilberto Abila Batista como el técnico de las trasmisiones, fueron los que más
tiempos compartieron juntos esos tiempos junto a Don Néstor San Martín como
Director de la Radio.
Además de los relatos futboleros primero en Difusora
Rochense y luego en Radio Fortaleza, Ángel Araujo Silvera, el ciclismo fue otro
de los deportes en los que incursionó con su particular forma de trasmitir.
Dos programas lo tuvieron como uno de sus principales
integrantes, la tradicional audición “La Peña Deportiva ” en la vieja
Difusora Rochense de la calle Dr. Julián Graña y en el pionero, Canal 7, Tele
Rocha, el del recordado “terito” el de la calle Orosman de los Santos, allí
junto a Néstor Moreno Mederos y Amauri Cardoso Batista, compartieron la
conducción de un programa deportivo por el año 1969.
-Testimonio:
Uno de sus compañeros de trasmisiones lo fue el periodista
Antonio Sánchez Fabra, hoy propietario de Radio Fortaleza de Rocha, quien nos
brindó su invalorable opinión de cómo fue Ángel Araújo Silvera.
“En primer lugar fue el relator con el que yo trabajé como
locutor comercial en Difusora Rochense allá por el año 1974 y el comentarista
era Juanito San Martín y también alternaba Carlitos Sosa.
“Quitito” Araujo, Juan San Martín y Amauri Cardoso tenían
una audición que iba los lunes, miércoles y viernes a las 21 a 22 horas, en Difusora, el
mismo se llamaba “Tribuna del Deporte”, ahí fue donde empecé a tratarlo, en
este programa yo hacía de locutor y operador. Eran mis comienzos en la tarea
radial y periodistica.
De este programa recuerdo muy bien las apasionantes
discusiones que tenían, el “Quitito” tenía la rara virtud de siempre encontrar
un motivo de discusión, en el cual pensar distinto, era un personaje, para mí
uno de los mas entrañables personajes que yo he conocido en estos 36 años del
mundo periodístico de Rocha.
Estuvimos trabajando muchos años juntos, hicimos muchos
viajes en trasmisiones de Campeonatos del Este, campeonatos departamentales de
selecciones y de clubes que se jugaban en esa época.
Primero me gustaría destacar algo del “Quitito”, que para mí
fue una actitud que no es muy común encontrar en este medio, donde acá lo mas
común es pegar un codazo y tirar al compañero para el costado, donde la ética
es muy escasa, donde el respecto entre colegas y compañeros es muy escaso,
“Quitito” tuvo una actitud que lo pinta de cuerpo entero como era él, de
respetuoso y buen compañero.
En una oportunidad, esto era por el año 82, 83, “Quitito”
Araujo estaba trasmitiendo en Radio Fortaleza, y yo había comenzado a trasmitir
en mayores en Difusora Rochense, por que antes yo lo hacía solo en juveniles ya
que en mayores el relato era de Julio Agüero y al irse él para Radio
Maldonado paso a trasmitir los partidos
de los seleccionados mayores, se produce uno de los tantos cambios que suelen
suceder en los equipos deportivos de las Radios, pasa a relatar Néstor Moreno
Mederos en Radio Fortaleza y deja “Quitito”.
Por razones laborales Araujo quería mantener su afiliación
médica, y me dice que va a ir a hablar con el Director de Difusora Rochense,
Néstor San Martín, con quien mantenía una muy estrecha vinculación, para
solicitarle el reingreso a la emisora.
Pero antes de ir hablar con San Martín viene hablar conmigo,
que recién comenzaba, que prácticamente era un gurí, para ver si a mí no me
molestaba, si no me parecía mal, que él no quería ocupar mi lugar, él ya tenía
una muy vasta trayectoria y yo recién comenzaba, tuvo esa delicadeza de ir
hablar conmigo de lo que iba hacer, siempre y cuando yo le diera el visto
bueno, lo que yo te decía un tipo con un respecto por el colega, el compañero,
verdaderamente espectacular.
Siempre tuvimos una muy buena relación, obviamente eso
profundizo más la amistad que mantuvimos por siempre.
Era todo un personaje, me llena de emoción recordarlo porque
era un tipo el cual yo apreciaba mucho, igual que a Norma, su esposa, con la
cual fuimos compañeros en Berwat, Norma vendía en la sección telas y yo en la
sección hombres cuando recién comenzaba a trabajar en dicho comercio allá por
el ochenta y pico.
Y también con los gurises, el Milo, el Panchito, que algunas
de las trasmisiones de fútbol, con la cual hay alguna anécdota.
Por ejemplo para pintar lo que era el “Quitito”, recuerdo
que una vuelta habíamos ido al Chuy a realizar una trasmisión, previamente
fuimos de comprar a los comercios fronterizos, él se compró unos zapatos de un
color beige, amarillos, y eran altos, como de plataforma para ser más alto,
recuerda que él era de estatura baja, pero además la plataforma era rayada,
algo que no me olvidaré nunca más, Juanito San Martín le dijo: esos que son
zapatos de circo y el “Quitito” le dijo yo me los voy a poner igual, te guste o
no te guste, y marchó con ellos.
Recuerdo que cada vez que salíamos y él se los ponía nosotros
lo “gastábamos”.
Eso demuestra que él tenía su estilo, podía de repente ser
llamativo, pero dejaba claro que tenía su estilo y punto.
Otra de las anécdotas fue cuando en una transmisión desde el
“Samuel Priliac” del Chuy por un partido del Campeonato del Este, “Quitito” me
presentó al juez Ezequiel De León, aquel gran arbitro fernandino y al cual yo
quería conocer.
De León estaba sentado en el lado opuesto del Estadio de
donde estábamos nosotros, hasta ya fuimos, había un señor todo vestido de
negro, sentado en un banco bajito, y “Quitito” me dice este es el señor
Ezequiel De León, el hombre se para y era de físico muy bajito, y yo desconfié
de que fuera otra de las bromas de Araujo, pero no, el popular ”Canito” de León era efectivamente una
persona de físico chico, cosa contraria a la idea que yo tenía de él, ya que lo
hacía un hombre grande porque era de hacerse respectar e inclusive el año
anterior en una final del interior había estado en el medio de una verdadera
batalla.
De esas salidas con “Quitito”, hay una que cambió la
historia de los “fondos” de las trasmisiones deportivas de Difusora, porque
resulta que habíamos ido a una transmisión en Pando, el sistema era que Juanito
San Martín era el que llevaba la plata, nosotros cenábamos lo que queríamos, y
luego Juanito se encargaba de pagar y al volver debía de rendir cuentas en la
administración de la Radio.
Luego de la cena en Pando y de la tradicional recorrida post
trasmisiones, cuando volvíamos hacia Rocha en la madrugada, época en que
viajamos en los taxis de Miguel Helou, “Quitito” dice: “tendríamos que entrar a
Maldonado”, por supuesto entramos a Maldonado, hicimos también por esta ciudad
la clásica recorrida nocturna, y cuando eran como las cinco de la madrugada,
dijo el “Quitito”: “yo tengo hambre”, Juanito y Helou dijeron que no, y me
consultó a mí si lo acompañaba y yo le dije que sí.
Iba con nosotros su hijo, Panchito”, y resolvimos entrar a
cenar al “Marco de los Reyes”, pedimos una suculenta cena pero apenas probamos
algo, Juanito pide la cuenta y salió super caro, te imaginas cuando vino a
rendir cuentas a la administración con dos cenas una en cada ciudad, eso hizo
que para la siguiente transmisión fuera de Rocha cambiara el sistema, cada uno
tenía viático, mérito del “Quitito”.
Él era de esos tipos que vivía la vida, con suma alegría,
era un personaje muy especial, muy querido.
Recuerdo que algunos viajes los hacíamos en el taxi de
“Panchito” Teibo, y en los viajes se enfervorizaban hablando de tangos, y
“Panchito” largaba la dirección del auto y se daba vuelta para hablar con
“Quitito” que iba en el asiento trasero.
En uno de esos viajes pusieron muy nerviosos a Juanito San
Martín, en esas charlas tangueras, y les dice: “Pancho” por favor te pido sigan
hablando todo lo que quieran, pero por favor agarra la dirección porque nos
vamos a terminar dando vuelta.”
Todas esas anécdotas de tantos viajes darían para escribir
un libro, pintan que era todo un
personaje, no era ser común y corriente, no era uno de esos hombres que pasan
por la vida en forma prácticamente anónima.
Él tenía su estilo periodístico confrontativo, polémico,
siempre tenía un lado distinto para ver las cosas.
Recuerdo que tenía vocación por el teatro, él y Norma eran
personas de teatro.
Pero fundamentalmente yo en lo que simbolizo el recuerdo del
“Quitito” es en esa actitud que tuvo conmigo cuando habló sobre esa posibilidad
de volver a Difusora, pero antes de hablar con el Director de la Radio , primero habló conmigo
haber si no tenía ningún problema, cuando yo recién comenzaba a dar los
primeros pasos.
Cualquier otro, con la amistad que tenía él con Néstor San
Martín hablaba directamente y yo podía seguir esperando otra oportunidad.
Yo tengo un gran recuerdo de “Quitito” me parece que es muy
bueno y muy loable se lo recuerde, porque creo que no se le ha hecho un
reconocimiento como verdaderamente merece, porque es uno de los grandes que ha
tenido el micrófono de Rocha, fundamentalmente de Radio, que fue su gran amor y
porque era un compañero con todas las letras, un tipo que vivía la vida, un
padre de familia que se preocupaba por sus hijos, que tenía su lado de disfrute
de la vida, pero siempre dándole el lugar preponderante a Norma, su señora,
como su gran compañera de todos los días, hasta que un día repentinamente nos dejó
y la verdad es que yo siempre lo tengo presente en forma permanente.
Como me hubiera gustado en esto del periodismo haber seguido
teniendo al “Quitito” de compañero, de amigo y hasta de confidente, porque era
una tipo para esas cosas.
La verdad yo siempre lo recuerdo con mucho cariño, con mucho
afecto, con muy amor, con mucho respecto, con mucha consideración, era un
personaje verdaderamente entrañable.
Fundamentalmente eso: un personaje, era un personaje sin
duda, en su faceta pública y privada, no se hacía un personaje, era un
personaje.
La verdad es que siempre lo recuerdo y lo tengo en uno de
los mejores lados de mi corazón.”
UN ADIOS
Cuando Ángel Araújo Silvera falleciera, el periodista Mario
Barrios González, escribía a los pocos días un artículo en el Diario LA PALABRA , en su espacio
semanal, el que transcribimos textualmente:
“El tema del momento”
HOY: El Triste adiós…
Se ha cerrado una
nueva emisión de fútbol, por los micrófonos de la vida, se ha bajado un telón
del escenario de los días, se ha quebrado la copa sobre el mostrador de las
ilusiones.
Se calló la voz del Quitito para siempre. Su pequeña figura,
envuelta en aprecio, de amistad y estima, solo nos deja recuerdos, llenos de
anécdotas y lágrimas. Y hoy queremos también estar, junto a Norma, Milo, Gaby y
Pancho, los herederos firmes, de una vida ejemplar. Se nos ha marchado el
relator, el gran actor pero por sobre las mil y una cosa, se nos ha marchado el
hombre, el amigo…
MARIO BARRIOS”
6- FUENTES CONSULTADAS
Familia Araújo Silvera.
Periodistas Antonio Sánchez y Mario Barrios.
Diario La Palabra
“Un grito de gol” de Joel Rosenberg
“Crónicas de Teatro” del Maestro Julio María
Sosa
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