viernes, 15 de enero de 2016

“El relator de la victoria rochense”

ANGEL ARAUJO SILVERA

Sumario:
1. Presentación – 2. La vida - 3. La familia – 4. El Teatro – 5. El relato – 6. Un adiós. – 7.  Fuentes consultadas.

  1. Presentación 
En esta oportunidad, escribimos sobre un protagonista del fútbol rochense en particular: Ángel Araújo Silvera.
Periodista, actor, funcionario público, todo un personaje del Rocha de la segunda mitad del siglo pasado.
De estatura baja, de vestir elegante, con su inseparable corbata de moña lo que lo caracterizaba y lo hacía todo un “gentleman”, de andar y conversar alegre, con una voz muy particular, dándole también un tono de bohemia a su vida.
Nosotros lo apodamos como “el relator de la victoria” por que fue en aquella gloriosa década del cincuenta del fútbol rochense quien por los micrófonos de CW 37 Difusora Rochense, único medio radial departamental, quien relatara los partidos del seleccionado en todo los escenarios de nuestra república.
Eran tiempos que se comparaban estos triunfos de la celeste esteña con los de la celeste de Uruguay en Maracaná.
La expresión  “Relator de la victoria” se lo apodó el periodista Diego Luján del Diario El País de Montevideo al relator de CX 24 La Voz del Aire, Don Duilio De Feo, luego de la final del 50 donde la selección uruguaya venciera a la brasilera.
La vida, la historia, de Ángel Araújo Silvera, “El Quitito”, la hemos dividido en las distintas etapas que él recorrió.




  2. SU VIDA
Ángel Hébert Araújo Silvera, nació en la ciudad de Rocha el 20 de diciembre del año 1929, habiendo fallecido joven, el 22 de agosto de 1980 también en la capital departamental rochense.
Conocido popularmente como “Quitito”, sobrenombre que le quedó porque recién nacido estuvo muy enfermo y a la señora que lo cuidó le decían “Quitita”.
Cursó los estudios primarios en el viejo Colegio Larrañaga de los Hermanos Maristas, el de la calle Gral. Artigas y los de secundaria y preparatorios en el Liceo Departamental No. 1 “Cora Vigliola de Renault” ambos centros estudiantiles de nuestra capital.
Vivió y trabajó siempre en la ciudad de Rocha, siendo Inspector de la Dirección General Impositiva.
Araujo practicó el basquebol, pese a que su físico pequeño no le permitía ser jugador de destaque el igual se las ingeniaba para poder moverse en forma destacada dentro del rectángulo.
Hincha aurinegro en Montevideo, en Rocha lo era del decano River Plate por aquello de que los colores de la camiseta son similares a la del Peñarol capitalino.
Cabalista, hombre de sociedad, de reuniones, de amigos, de mostrador, su lugar favorito era el Club Social Rocha donde podía practicar su hobby: el remmy.
Dentro de su gran círculo de amigos, el “Tono” Rodríguez, Jorge Schiavo Guerra y Saúl Spontón, fueron de los principales referentes.
Buen asador, lo que demostraba en las reuniones tanto familiares como de amigos, donde se destacaba su manera de hacerlo, pero para él las milanesas eran su plato preferido.
Divertido, alegre, muy conversador,  positivo, jamás se enojaba, de vestir diferenciado,                
atrayente.
El tango era su música distinguida, Francisco Amor y Carlos Roldán sus cantantes preferidos.
Votaba según el candidato, no teniendo Partido político definido, lo que lo llevó a tener buen relacionamiento con todos los actores políticos de su tiempo.
Era tradicional verlo paseando por las empedradas calles rochenses con su particular sonrisa en su señero Ford 8 y luego en un Plymouth, los dos únicos autos que tuvo.
Hoy una peatonal del Balneario rochense La Riviera lleva su nombre, como reconocimiento y testimonio de agradecimiento del pueblo de Rocha hacia uno de sus referentes en el periodismo deportivo.
          

 3. SU FAMILIA       

Ángel Araújo Silvera se casó el 19 de diciembre del año 1959, un día antes de cumplir 30 años, con el amor de su vida: Norma Izaguirre Spontón.
Para Norma; “Quitito” fue un amor hasta hoy irreemplazable, insustituible, único.
“Que un 22 de agosto de 1980, nos dejó, partiendo hacia la inmensidad de lo desconocido donde quizás en otros escenarios, su espíritu pasee su gesto austero, pero por sobre todas las cosas su picardía y su inolvidable sonrisa.”
Compartieron el hogar, los hijos, el teatro, la vida.


Tuvieron tres hijos: Ángel Eduardo, Gabriela Marión y Francisco Andrés, que hoy siguen recordando con gran cariño aquel gran padre.
Fue muy estricto con la educación de sus hijos, siempre dentro del ámbito del diálogo, del afecto, del amor.

-Su hijo Francisco nos describió así a su padre:
“Soy un convencido que las personas trascienden a la muerte por sus acciones en la vida, sean estas buenas o malas.
Para el caso de las personas que hicieron algo positivo para su sociedad, en el ámbito que fuere, social, deportivo, cultural, político, etc. es importante recordarlas, para mantenerlas en la memoria popular pues de otra forma se desvanecerán en el tiempo, sólo perdurando en el recuerdo de sus seres queridos.
Gracias a la generosa y justa invitación (no solo por papá, se que son muchas otras grandes personalidades que serán evocadas) es que intentaré resumir de mi recuerdo, la visión de luengo y tendré de mi padre.
Voy a dividir en dos la imagen y opinión que tengo de él.
La primera va desde que comencé a tener uso de razón hasta mis 14 años, edad que tenía cuando falleció, y la otra posterior hasta mis días.
Podría decirse que las dos no son antagónicas, por el contrario se alimentan y nutren entre si, para vida a un individuo que era y es la misma persona, en la oficina, el club, en el Estadio, el teatro, en el hogar, en la vida y en la muerte.
La imagen familiar, para describirlo con un gesto era una sonrisa. Hasta hoy no conozco a nadie que para el todo este bien y ante cualquier situación tenga una sonrisa en los labios.
Vivía cada día como si fuera el último que tuviera, y ese es uno de los grandes legados que me dejó, ser feliz con lo que se tenga, cueste lo que cueste ser feliz y compartirlo.
Nunca tuvo la virtud del ahorro, siempre el despilfarro en aras de la felicidad de quien le rodeara.
Hoy escribo esto dentro de las paredes que me vieron crecer, en las viviendas de La Estiva, todavía siento su voz gritándome a su regreso de la oficina, en mis horas futboleras en la canchita, “muévete, desmárcate”, quizás tontamente esperaba de mi un gran futbolista, pero el que jugaba bien era mi hermano el “Milo”.
En su astral testamento me legó cosas invalorables, el canto, el amor al tango, al fútbol y a River, al Teatro, al bar, a la bohemia de la noche, a la naturaleza.
Luego de su partida, comencé a conocerlo pero esta vez por las vivencias de otros seres que lo amaron, respetaron y aún lo lloran.
Pasé a ser de uno de los tantos gurises desconocidos de La Estiva a ser el “hijo de”. No sé si aún hoy no se me abren puertas, se me invitan tragos, por esa “honrosa condición”.
“Pato sos hijo de”, “tu viejo era…” toneladas de elogios para hinchar mi ego.
Para finalizar algunas anécdotas hoy para mi comiquísimas.
En algunas tardes hermosas de sábado en que mi mente y cuerpo estaban en el monte, el arroyo o la canchita de fútbol, puesto que no tenía escuela, el tenía la inteligente idea para sus fines de gritarle a mamá, después de almorzar “che vieja, me llevo al guri pa dar una vuelta que la tarde esta linda”. El monte y el arroyo se me olvidaban iba a salir con papá en el “Plymouth”, todo moría cuando me veía encerrado en una pieza sentado en una silla viendo incrédulo y preguntándome ¿Qué hago yo acá? A papá, cartas de por medio, con “Jordan” Rodríguez, el “Rubio” Soria, el “Pingüino” Paciello”, el “Pocholo” Féola, hasta caer el sol, y juramentos de silencio a cambio de algún helado.
Pero lo peor que el domingo que me quedaba libre para mis agrios, el monte, el arroyo, tenía que ir al Estadio porque el trasmitía y jugaba River. Eran tres partidos desde las 22 de la mañana a las 18 horas de la tarde. Y al final las notas de vestuarios y para rematar, jugadores, dirigentes y periodistas a la “Confitería Fragulia”, whisky mediante analizar la fecha o lo que fuere.
Lo único que me pregunto como hoy día sigo amando al fútbol, a River, y a mi PADRE.”

        
  4. EL TEATRO
                            

 “El teatro, en general, sigue siendo la versión real o el espejo diario de la vida, con fines didácticos, con fines críticos, con fines de                                                               construcción; de construcción moral, de construcción cívica, de construcción estética,      siempre y cuando el espectador vaya abierto a la recepción  y a asimilar el mensaje, con las excepciones de algún teatro hecho para divertir o para entretener, que también es una forma de contribuir a la formación de la gente.”

                              Maestro Rosalío A. Pereira

Actor de teatro circunstancial, actuó en muchas obras, en épocas que en nuestra ciudad el Teatro tenía un gran auge.
Sus personajes preferidos y más habituales eran los de cómico.
Con su señora lo hizo en varias obras como “Los árboles mueren de pie”, “Vendré como un ladrón”, “El amigo Pérez”, “Yo soy Lulú” entre otras muchas.


De esa larga y destacada actuación como actor conversamos con su esposa, quien en una amena charla nos fue relatando con mucha emoción y ternura esa faceta de la vida de Ángel Araujo Silvera.
“Otra de sus pasiones fue el Teatro”, comenzó diciéndonos, lo que luego sería un monólogo de Norma.
“Transcurría el año 1954 y el 9 de abril de ese año se unen integrantes del primer grupo de Teatro del Liceo de Rocha dirigido por el Profesor Rosalío A. Pereira y cuantos tuvieron deseos de incursionar en este arte maravilloso.
Con el nombre de “José A. Ribot” en homenaje a nuestro escritor, que fue un enamorado del Teatro, la pintura y la poesía, nos legó obras de Teatro muchas de las cuales fueron representadas, se crea un nuevo “Cuadro Dramático”.
En esta oportunidad se invita para dirigir el grupo al actor de la Comedia nacional, Héctor Cuore.
El avezado actor pone en escena la obra “Juego de Niños”, bonita comedia del actor español Víctor Ruiz Iriarte.
Ahí comienza su efímera carrera actoral.
“Quitito”, personifica a “Manolín” con una desenvoltura y gracia que destacan los diarios de la época.
Dotado de un histrionismo auténtico, paseo con solvencia y naturalidad sus personajes en el escenario.


En el año 1958, bajo una nueva dirección la de Hugo Duhalde, que pone en escena “Nuestro hijos” de Florencio Sánchez, le toca vivir el personaje de “Enrique”  y simultáneamente va moldeando su trabajo actoral reconocido por la crítica del momento.
Después vino “Sin Palabras” comedia en un acto de los hermanos Álvarez Quinteros, aquí personifica a “Lorenzo”, junto a Pura Paciello Llanes con su personaje de “Justina”, Stella Maris Sánchez González como “Alonsa” y Carlos Cola Piña como “Don Jesús”, con la dirección del Profesor Rosalío A. Pereira, la que fue representada en los salones del Centro Social Obrero, teniendo a Carlos Correa Molins como apuntador, Luis Larrañaga como traspunte, el maquillaje lo realizó Silvia L. de Willegald y el montaje estuvo a cargo de Oscar Mabel Herrera.
En ese mismo año se estrena bajo la dirección del Profesor Rosalío Pereira la obra de  Don Alejandro Casona “Farsa y Justicia del Corregidor”.
Con un conjunto de grandes actores que le dieron el marco ideal para su personaje “El Posadero”.
También  en el 59, Manuel de Mozos, actor español dirige la obra de Arniches “El último Mono” con un elenco muy numeroso se estrena la obra, donde él juega con su personaje de un español auténtico, que domina su idioma.


En el año 60 y tantos bajo la dirección de Orlando Tocce y con la obra de José A. Ribot “El amigo Pérez” encarna un personaje serio, austero como su nombre “Don Severo”, en una comedia costumbrista, cuyos demás personajes brillaron con luz propia, como “Pérez” representado magistralmente por Walter Willebald, “Manuela” por Silvia B. de Willebald, “Berta” por Graciela Fernández, “Mario Martínez” por Miguel Icardi, yo hice el papel de “Berta”.
Transcurría el año 72 y con el auspicio del Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal en el viejo Teatro 25 de Mayo, el “Teatro Ciudad de Rocha”  presentó la comedia de George De Tervagne “Vendré como un Ladrón”, donde “Quitito” le dio marco a otro trabajo destacadísimo.
Su personaje de “Canari”, un ladrón consumado que con “Rique”, personificado por Orlando Tocte, formaron una excelente dupla. En esta recordada obra mi personaje fue “Alina”.
Luego por el año 73 hace un monólogo de autor anónimo “El Ejecutivo”, que representaba en parte su propia personalidad.


En el mismo período se representa una comedia en tres actos exquisita: “Yo soy Lulú” de Armengol Font, con el Teatro Ciudad de Rocha, bajo la dirección del gran Orlando Tocce.
En la misma personifica a “Benito” el esposo serio, austero, que se transforma en un pícaro seductor ante la presencia de una provocativa mujer que acude al llamado para lucir ropa de baño de la empresa que dirige su esposa que irrumpe peligrosamente en la misma. El seductor termina doblegado ante la actitud prepotente y déspota de su mujer.
Recuerdo todavía los personajes, “Robles” lo interpretaba Mario Barrios, “Angeles” lo hacía Perla Molilna, Rose Marie Marcheti era “Julieta”, Milton Silveira hacía de “Eduardo”, “Lulú” estaba interpretado por Daoris Pérez y mi personaje era “Bernarda”.
En este trabajo se tuvo la colaboración de BERWAT en el préstamo de los muebles y las tareas de Guillermo González como maquinista y San Martín en la iluminación.
En la temporada de 1977 incursiona en el drama. Dos grandes obras coronan este período.
La primera, un drama con ribetes de excepción: “Todos eran mis hijos”, de Arthur Millar, obra en tres actos, cuya acción se produce en el período post guerra.
Aquí “Quitito” le da vida al personaje de “Jim”, un médico amigo de la familia de “Joe Keller” personaje que interpreta Tocce, actuación que robó mucha escena con su inolvidable actuación.
Por último quiero recordar su actuación con la E.M.A.D., (Escuela Municipal de Arte Dramático),  en el querido Teatro 25 de Mayo en la obra en tres actos de Don Alejandro Casona “Los árboles mueren de pie”.


Su papel de abuelo comprensivo y bondadoso que junto con la abuela forma la excepcional pareja de esta historia, lo marcó como el autentico actor que era y el éxito que alcanzó con su trabajo lo llenó de una alegría infinita.
La ductilidad que poseía para representar sus personajes lo definieron como un gran actor”, terminaba diciéndonos Norma.


5. EL RELATO                              

“Mi pasión es la radio, no el fútbol. El fútbol me gusta, me divierte, me entretiene, pero mi pasión es construir el espectáculo radial, estar atento al universo magnífico de miles de detalles que vos tenés que armonizar.”

                               Víctor Hugo Morales, 1998.

Su personal, original y particular relato hizo emocionar a todo un pueblo con las victorias de nuestra representación en los Torneos del Este y del Interior.
Su vinculación al deporte por medio del periodismo fue por que le gustaba mucho el deporte y eso le permitía socializar y trascender.
Desde aquel Campeonato jugado en el verano del año 1951 perteneciente a la edición del 50, jugado en su totalidad en el viejo y glorioso Tenis de nuestra ciudad, último con sede fija y donde el combinado de Rocha fuera el Campeón hasta el título obtenido en los comienzos del año 58, en la capital de Cerro Largo, donde se lograra el Quinquenio, la voz del “Quitito” Araujo estuvo presente en las trasmisiones de la treinta y siete.
Era la época en que los Estudios de CW 37 Difusora Rochense estaban en la esquina de Julián Graña y 25 de Mayo, sobre el local de la Estación de Servicio ESSO y la planta emisora en el Barrio José Machado.


Cuando se disputara el Torneo del Este del año 1950, jugado en el verano del 51 en emblemático escenario de El Tenis de nuestra ciudad, último con sede fija, Difusora Rochense, por entonces único medio radial del departamento, trasmitió el mismo.
Fue Ángel Araujo quien tuvo a su cargo el relato, siendo así el primer relator de Rocha en  hacerlo en un Torneo del Este, llevando con su particular estilo a todo nuestro departamento y a la zona esteña del país el triunfo del seleccionado rochense.
En esos tiempos Araujo tenía la conducción de La Peña Deportiva, la audición del deporte de la Emisora junto a Pedro Devitta (h), quien lo acompañaría también en el trabajo realizado en el certamen esteño.
En ese campeonato jugado de noche, Difusora Rochense tenía su “cabina” en la tribuna que da a la hoy calle Hnos. González Longeau, en un escenario que era cerrado en su perímetro exterior con bolsas y con la particularidad de en sus anchas veredas estar pobladas de grandes eucaliptos y tribunas de maderas, cosas que lo hacían distinto e incomparable.
Luego a lo largo de esa incomparable década del fútbol de Rocha varios fueron los compañeros de equipo en Difusora Rochense, con los que recorrió los diversos escenarios deportivos como el Parque Francisco Alzaga de Batlle y Ordoñez, el Parque Colón de la capital olimareña, el Parque Amílcar Prieto de Melo, la vieja cancha de Central en la capital serrana, el Estadio Ginés Cairo Medina de Maldonado o la cancha del San Carlos en la ciudad carolina,  pero Don Carlos Sosa Techera, Juan San Martín Téliz, en comentarios; Tom Mix Russi Jiménez la voz comercial y Gilberto Abila Batista como el técnico de las trasmisiones, fueron los que más tiempos compartieron juntos esos tiempos junto a Don Néstor San Martín como Director de la Radio.


Además de los relatos futboleros primero en Difusora Rochense y luego en Radio Fortaleza, Ángel Araujo Silvera, el ciclismo fue otro de los deportes en los que incursionó con su particular forma de trasmitir.
Dos programas lo tuvieron como uno de sus principales integrantes, la tradicional audición “La Peña Deportiva” en la vieja Difusora Rochense de la calle Dr. Julián Graña y en el pionero, Canal 7, Tele Rocha, el del recordado “terito” el de la calle Orosman de los Santos, allí junto a Néstor Moreno Mederos y Amauri Cardoso Batista, compartieron la conducción de un programa deportivo por el año 1969.

-Testimonio:
Uno de sus compañeros de trasmisiones lo fue el periodista Antonio Sánchez Fabra, hoy propietario de Radio Fortaleza de Rocha, quien nos brindó su invalorable opinión de cómo fue Ángel Araújo Silvera.
“En primer lugar fue el relator con el que yo trabajé como locutor comercial en Difusora Rochense allá por el año 1974 y el comentarista era Juanito San Martín y también alternaba Carlitos Sosa.
“Quitito” Araujo, Juan San Martín y Amauri Cardoso tenían una audición que iba los lunes, miércoles y viernes a las 21 a 22 horas, en Difusora, el mismo se llamaba “Tribuna del Deporte”, ahí fue donde empecé a tratarlo, en este programa yo hacía de locutor y operador. Eran mis comienzos en la tarea radial y periodistica.
De este programa recuerdo muy bien las apasionantes discusiones que tenían, el “Quitito” tenía la rara virtud de siempre encontrar un motivo de discusión, en el cual pensar distinto, era un personaje, para mí uno de los mas entrañables personajes que yo he conocido en estos 36 años del mundo periodístico de Rocha.


Estuvimos trabajando muchos años juntos, hicimos muchos viajes en trasmisiones de Campeonatos del Este, campeonatos departamentales de selecciones y de clubes que se jugaban en esa época.
Primero me gustaría destacar algo del “Quitito”, que para mí fue una actitud que no es muy común encontrar en este medio, donde acá lo mas común es pegar un codazo y tirar al compañero para el costado, donde la ética es muy escasa, donde el respecto entre colegas y compañeros es muy escaso, “Quitito” tuvo una actitud que lo pinta de cuerpo entero como era él, de respetuoso y buen compañero.
En una oportunidad, esto era por el año 82, 83, “Quitito” Araujo estaba trasmitiendo en Radio Fortaleza, y yo había comenzado a trasmitir en mayores en Difusora Rochense, por que antes yo lo hacía solo en juveniles ya que en mayores el relato era de Julio Agüero y al irse él para Radio Maldonado  paso a trasmitir los partidos de los seleccionados mayores, se produce uno de los tantos cambios que suelen suceder en los equipos deportivos de las Radios, pasa a relatar Néstor Moreno Mederos en Radio Fortaleza y deja “Quitito”.
Por razones laborales Araujo quería mantener su afiliación médica, y me dice que va a ir a hablar con el Director de Difusora Rochense, Néstor San Martín, con quien mantenía una muy estrecha vinculación, para solicitarle el reingreso a la emisora.
Pero antes de ir hablar con San Martín viene hablar conmigo, que recién comenzaba, que prácticamente era un gurí, para ver si a mí no me molestaba, si no me parecía mal, que él no quería ocupar mi lugar, él ya tenía una muy vasta trayectoria y yo recién comenzaba, tuvo esa delicadeza de ir hablar conmigo de lo que iba hacer, siempre y cuando yo le diera el visto bueno, lo que yo te decía un tipo con un respecto por el colega, el compañero, verdaderamente espectacular.
Siempre tuvimos una muy buena relación, obviamente eso profundizo más la amistad que mantuvimos por siempre.
Era todo un personaje, me llena de emoción recordarlo porque era un tipo el cual yo apreciaba mucho, igual que a Norma, su esposa, con la cual fuimos compañeros en Berwat, Norma vendía en la sección telas y yo en la sección hombres cuando recién comenzaba a trabajar en dicho comercio allá por el ochenta y pico.
Y también con los gurises, el Milo, el Panchito, que algunas de las trasmisiones de fútbol, con la cual hay alguna anécdota.
Por ejemplo para pintar lo que era el “Quitito”, recuerdo que una vuelta habíamos ido al Chuy a realizar una trasmisión, previamente fuimos de comprar a los comercios fronterizos, él se compró unos zapatos de un color beige, amarillos, y eran altos, como de plataforma para ser más alto, recuerda que él era de estatura baja, pero además la plataforma era rayada, algo que no me olvidaré nunca más, Juanito San Martín le dijo: esos que son zapatos de circo y el “Quitito” le dijo yo me los voy a poner igual, te guste o no te guste, y marchó con ellos.
Recuerdo que cada vez que salíamos y él se los ponía nosotros lo “gastábamos”.
Eso demuestra que él tenía su estilo, podía de repente ser llamativo, pero dejaba claro que tenía su estilo y punto.
Otra de las anécdotas fue cuando en una transmisión desde el “Samuel Priliac” del Chuy por un partido del Campeonato del Este, “Quitito” me presentó al juez Ezequiel De León, aquel gran arbitro fernandino y al cual yo quería conocer.
De León estaba sentado en el lado opuesto del Estadio de donde estábamos nosotros, hasta ya fuimos, había un señor todo vestido de negro, sentado en un banco bajito, y “Quitito” me dice este es el señor Ezequiel De León, el hombre se para y era de físico muy bajito, y yo desconfié de que fuera otra de las bromas de Araujo, pero no, el popular  ”Canito” de León era efectivamente una persona de físico chico, cosa contraria a la idea que yo tenía de él, ya que lo hacía un hombre grande porque era de hacerse respectar e inclusive el año anterior en una final del interior había estado en el medio de una verdadera batalla.
De esas salidas con “Quitito”, hay una que cambió la historia de los “fondos” de las trasmisiones deportivas de Difusora, porque resulta que habíamos ido a una transmisión en Pando, el sistema era que Juanito San Martín era el que llevaba la plata, nosotros cenábamos lo que queríamos, y luego Juanito se encargaba de pagar y al volver debía de rendir cuentas en la administración de la Radio.
Luego de la cena en Pando y de la tradicional recorrida post trasmisiones, cuando volvíamos hacia Rocha en la madrugada, época en que viajamos en los taxis de Miguel Helou, “Quitito” dice: “tendríamos que entrar a Maldonado”, por supuesto entramos a Maldonado, hicimos también por esta ciudad la clásica recorrida nocturna, y cuando eran como las cinco de la madrugada, dijo el “Quitito”: “yo tengo hambre”, Juanito y Helou dijeron que no, y me consultó a mí si lo acompañaba y yo le dije que sí.
Iba con nosotros su hijo, Panchito”, y resolvimos entrar a cenar al “Marco de los Reyes”, pedimos una suculenta cena pero apenas probamos algo, Juanito pide la cuenta y salió super caro, te imaginas cuando vino a rendir cuentas a la administración con dos cenas una en cada ciudad, eso hizo que para la siguiente transmisión fuera de Rocha cambiara el sistema, cada uno tenía viático, mérito del “Quitito”.
Él era de esos tipos que vivía la vida, con suma alegría, era un personaje muy especial, muy querido.
Recuerdo que algunos viajes los hacíamos en el taxi de “Panchito” Teibo, y en los viajes se enfervorizaban hablando de tangos, y “Panchito” largaba la dirección del auto y se daba vuelta para hablar con “Quitito” que iba en el asiento trasero.
En uno de esos viajes pusieron muy nerviosos a Juanito San Martín, en esas charlas tangueras, y les dice: “Pancho” por favor te pido sigan hablando todo lo que quieran, pero por favor agarra la dirección porque nos vamos a terminar dando vuelta.”
Todas esas anécdotas de tantos viajes darían para escribir un libro,  pintan que era todo un personaje, no era ser común y corriente, no era uno de esos hombres que pasan por la vida en forma prácticamente anónima.
Él tenía su estilo periodístico confrontativo, polémico, siempre tenía un lado distinto para ver las cosas.


Recuerdo que tenía vocación por el teatro, él y Norma eran personas de teatro.
Pero fundamentalmente yo en lo que simbolizo el recuerdo del “Quitito” es en esa actitud que tuvo conmigo cuando habló sobre esa posibilidad de volver a Difusora, pero antes de hablar con el Director de la Radio, primero habló conmigo haber si no tenía ningún problema, cuando yo recién comenzaba a dar los primeros pasos.
Cualquier otro, con la amistad que tenía él con Néstor San Martín hablaba directamente y yo podía seguir esperando otra oportunidad.
Yo tengo un gran recuerdo de “Quitito” me parece que es muy bueno y muy loable se lo recuerde, porque creo que no se le ha hecho un reconocimiento como verdaderamente merece, porque es uno de los grandes que ha tenido el micrófono de Rocha, fundamentalmente de Radio, que fue su gran amor y porque era un compañero con todas las letras, un tipo que vivía la vida, un padre de familia que se preocupaba por sus hijos, que tenía su lado de disfrute de la vida, pero siempre dándole el lugar preponderante a Norma, su señora, como su gran compañera de todos los días, hasta que un día repentinamente nos dejó y la verdad es que yo siempre lo tengo presente en forma permanente.
Como me hubiera gustado en esto del periodismo haber seguido teniendo al “Quitito” de compañero, de amigo y hasta de confidente, porque era una tipo para esas cosas.
La verdad yo siempre lo recuerdo con mucho cariño, con mucho afecto, con muy amor, con mucho respecto, con mucha consideración, era un personaje verdaderamente entrañable.
Fundamentalmente eso: un personaje, era un personaje sin duda, en su faceta pública y privada, no se hacía un personaje, era un personaje.
La verdad es que siempre lo recuerdo y lo tengo en uno de los mejores lados de mi corazón.”



UN ADIOS

Cuando Ángel Araújo Silvera falleciera, el periodista Mario Barrios González, escribía a los pocos días un artículo en el Diario LA PALABRA, en su espacio semanal, el que transcribimos textualmente:

“El tema del momento”
HOY: El Triste adiós…
  Se ha cerrado una nueva emisión de fútbol, por los micrófonos de la vida, se ha bajado un telón del escenario de los días, se ha quebrado la copa sobre el mostrador de las ilusiones.
Se calló la voz del Quitito para siempre. Su pequeña figura, envuelta en aprecio, de amistad y estima, solo nos deja recuerdos, llenos de anécdotas y lágrimas. Y hoy queremos también estar, junto a Norma, Milo, Gaby y Pancho, los herederos firmes, de una vida ejemplar. Se nos ha marchado el relator, el gran actor pero por sobre las mil y una cosa, se nos ha marchado el hombre, el amigo…
MARIO BARRIOS”



6- FUENTES CONSULTADAS
Familia Araújo Silvera.
Periodistas Antonio Sánchez y Mario Barrios.
Diario La Palabra
“Un grito de gol” de Joel Rosenberg
“Crónicas de Teatro” del Maestro Julio María Sosa  

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